Sigo con la crónica.
Aquí el conocido Teatro Solís.
Vista de la Avenida 18 de julio.
La Biblioteca Nacional.
Un kiosco típico, aunque también los hay más humildes, sin marquesinas. Ahora ya no se puede comprar tabaco en ellos. La ley uruguaya que prohíbe fumar en todos los espacios públicos me pareció estupenda. A ver si España por fin los imita y la implanta. Es una gozada poder tomarte un café o comer en un restaurante sin tener que estar tragando humo ajeno.
Los sábados por la tarde no abren las tiendas en Montevideo. Me quedé con las ganas de saber de qué era este comercio. Parece una confitería, ¿verdad?.
Esta maravillosa librería está en la calle peatonal Sarandí nº 675. Se llama Puro Verso. Tiene dos plantas. En la de arriba, como véis, hay un piano y a continuación un salón de té y restaurante. Cuando estuvimos, había un grupo de señoras mayores merendando, rodeadas de libros y tartas. ¿Os he dicho que quiero jubilarme en Uruguay?
Vistas de mi costillo en la Rambla. Sí, se llama igual que la de Barcelona y me han dicho que la hizo un catalán. En el Mercado del Puerto hay una fuente idéntica a la de Canaletas.
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