martes, 2 de octubre de 2007

Y se suceden los días...



El sábado estuve haciendo un curso de maquillaje que organizamos en el foro Vogue. Nos lo pasamos estupendamente y aprendimos muchas cosas.


Hace mucha ilusión poner caras a gente que conoces sólo virtualmente.


Un besito a mi LadyVintange desde aquí. Me animaste mucho con lo de mi padre, gracias, preciosa.


Cuando ves gente como ella, con ese afán de superación, con esas ganas de vivir pese a la enfermedad, se olvidan todos los problemas, las tonterías por las que a veces sufrimos, nimiedades al fin y al cabo cuando las comparas con las vidas de otras personas.


El jueves me llamó mi madre. Había encontrado haciendo limpieza de armarios la caja con mis cromos de picar. Ella sabía que la había guardado pero, lo típico, no dónde y de pronto apareció. Me hizo una ilusión terrible ver esos recuerdos de la infancia. Dentro de la caja también había un fajo de cromos de album de Candy, Candy atados con una goma, un pote de mis antiguas lentillas y un monederito.

Ni que decir tiene que la guardo como oro en paño. El domingo fui con mi hija al Mercat de Sant Antoni a comprar nuevos cromos para ella y ampliar así nuestra colección. Ahora jugaremos juntas.


Hoy he recibido un libro que compré por ebay de Laurie Colwin, Home cooking. Lo recomendaba mi adorada Sarah Ban Breathnach en su libro El encanto de la vida simple y no me pude resistir. Estoy deseando que llegue la noche para empezar a leerlo.


Esta semana estoy yo muy reflexiva. Dejo un apunte de S.B.B. que me ha parecido muy inspirador:

" Todos los días son maravillosos en proporción directa con la energía creativa que inviertas en ellos. Si no inviertes nada, no consigues nada.

Incluso los días más nefastos ofrecen algo positivo. A veces sólo necesitas detenerte un momento para ajustar tu percepción de la tarde y avanzar alegremente hacia la noche.

El tiempo no parece incidir en el experimento. Los días grises, fríos y lluviosos que pasamos en un despacho son tan susceptibles a la cálida influencia del entusiasmo como los días soleados que pasamos en una hamaca bebiendo sangría.

Los días que estás convencida que van a ser estupendos suelen serlo con mayor frecuencia que los días que saludas con un bufido.

Los resultados de este experimento indican que no importa si hace un día bueno o malo. Lo importante es lo que hagamos con él".


Visto lo visto, encaro mi jornada laboral de manera más optimista y feliz. Aunque influye mucho que ayer hablara con mi jefe y volviéramos a pactar una jornada con una hora menos para almorzar y acabarla una hora antes. Llegar a casa antes de las 20 horas es todo un logro para mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me encanta saber lo que piensas: