El chajá es el dulce uruguayo por antonomasia. Siempre que voy al paisito me pongo tibia a comerlos. En mi banquete de bodas conseguí que me lo sirvieran en un restaurante autóctono y a mi familia española le encantó.
Tanto que después de más de 10 años todavía se acuerdan y mi hermana me ha pedido que le haga uno para su cumpleaños.
He hecho un bizcocho de yogur con harina de repostería tamizada, queda mucho más esponjoso y fino.
Con mi TMX he montado merengue suizo y mezclado una parte con melocotón (durazno) en almíbar cortado a trocitos de 1cm aproximadamente y he rellenado la tarta partida por la mitad a lo largo. Con el restante merengue he cubierto toda la tarta con una buena capa. He aprovechado el almíbar para humedecer la mitad inferior del bizcocho.
Como me resulta muy difícil conseguir merengues secos, he comprado almendrados y los he picado a mano. Con los trocitos he recubierto todos los laterales del pastel y un poquito de la cubierta.
He usado una manguerita de gelatina de fresa para hacer las letras de felicitación y en mi tienda de confianza he encontrado este zapato tan chulo de caramelo para decorar.
El chajá auténtico se cubre totalmente con los trocitos de merengue seco y no se hace con un bizcocho tan hermoso como el de yogur, se usa un genovés. Hay quien lo rellena de dulce de leche pero yo lo encuentro demasiado empalagoso. La textura liviana del pionono o bizcocho genovés y el merengue crujiente consiguen un dulce memorable.